Ser sociólogo

La vida del Sociólogo no es para cualquiera, debe de tener pasión por lo que hace y pasíón por el conocimiento, así que tienes que leer mucho, informarte sobre lo que acontece en tu país y en el mundo mediante la lectura del periódico y sobre publicaciones culturales, bueno hasta científicas, pues a los sociólogos nos compete estudiar toda la producción cultural de una sociedad. Esto no quiere decir que tienes que saber absolutamente de todo ni que los sociólogos lo saben todo (qué más quisiéramos).

La carrera es muy interesante y divertida si naciste para las ciencias sociales, te hace una persona instruida y te da la capacidad de platicar prácticamente de cualquier tema. También los sociólogos son personas muy abiertas que ven la vida de manera diferente, probablemente nisiquiera se preocupen de problemas superficiales de la vida, es por eso que detestamos que las primeras preguntas que nos haga un desconocido sea ¿y para qué sirve la Sociología? o ¿Cuánto vas a ganar?. ¿Acaso la calidad y utilidad de una carrera se mide por la cantidad de billetes verdes que te vas a embolsar? ¿ O por tener una mansión y una super coche de lujo?, parte del quehacer sociológico consiste en conocer que en el mundo existen diferencias y carencias, es por eso que nosostros No consideramos el dinero como lo más importante de nuestras vidas.

Lo anterior hace pensar: Ok, eso quiere decir que se mueren de hambre.

Lo cierto es que hay sociólogos que ganan poco pero también otros que ganan mucho y además tienen reconomiento y prestigio internacional, puedes terminar desde profesor de preparatoria hasta trabajar en la ONU o como investigador o intelectual de renombre, es cuestión del empeño que le otorgues.

Creo que los prejuicios y las etiquetas o el mal nombre que se le pueda otorgar a una ciencia se debe a su función, y creeme que la Sociología puede llegar a ser la piedtrita en el zapato de muchos gobiernos y empresas trasnacionales, es por eso que a veces se trata a los Sociólogos de idealistas, hippies e incoherentes, pero el enemigo más grande para superar este bache es la ignorancia de la gente sobre nuestro quehacer.