Mictlan
Tlatilca, Foto: Iván Leyva. |
En la mitología mexica
era el nivel inferior de la tierra de los muertos. Recinto donde irián los
muertos de muerte natural y para ellos idearon "el camino de los
muertos" que sería largo y doloroso, y a él llegarían por igual los nobles
y plebeyos, sin distinción de rango ni riquezas, a excepción de las personas
que no morían ni en guerra, ni durante el parto (estos iban al Tonatiuhichan o Casa del Sol), ni por muerte relacionada con
el agua, (estos iban al Tlalocan o Casa de Tláloc). Y para que el alma del que
había dejado de existir llegase hasta el trono de Mictlantecuhtli y Mictlancihuatl, debería hacer un largo viaje.
El muerto pasaría primeramente por el río llamado Apanohuaya,
y para atravesarlo, necesitaba el auxilio de un perro de pelo bermejo llamado Techichi,
al que criaban exclusivamente para tal menester y al que le ponían al pescuezo
un hilo flojo de algodón, cuando el difunto llegaba a la orilla del Apanohuaya,
si el perro le conocía como su amo, lo pasaba a cuestas nadando, después del
río, el difunto despojado de sus vestimentas cruzaba por dos montañas que
constantemente chocaban la una contra la otra y que se llamaban Tepetl-Monamictia.
De ahí seguía por
un cerro erizado de pedernales llamado Iztepetl.
A continuación atravesaba los ocho collados en los que siempre caía nieve,
llamados Cehuecáyan,
y después tendría que llegar a ocho paramos en donde los vientos cortaban como
navajas y se llamaban Itzehecáyan.
Luego seguiría por un sendero en donde lo asaetearían, por lo que tal lugarse
llamaba Temiminalóyan.
Saliendo de ese sendero se encontraría con un tigre que le comería el corazón,
en un lugar que se llamba Teocoyleualóyan
y ya sin corazón caería en el Apanuiayo,
sitio lleno de agua negra en el que estaría una largatija Xochitonal, paraje del que debatiéndose por
largo rato en esa agua negra, lograría al fin salir. Pero allí no acabarían sus
penas, pues habría de atravesar un valle lleno de hondos ríos, que en total
serían nueve, llamados Chicunahuapan,
y por fin llegaría al Mictlan, en donde Mictlantecuhtli le diría: Han terminado sus
penas, vete, pues, a dormir tu sueño mortal. Tan penoso viaje habría de
durar cuatro años, pero después de esos cuatro años de pena y sufrimiento
recibiría una grata compensación, porque al caer la tarde y desaparecer el Sol
del horizonte, cada noche bajaría tan hermoso astro a iluminar el Mictlan.
Los nueve niveles del inframundo
1.Apanohuaia o Itzcuintlan: Aquí había un río caudaloso, la
única manera de cruzarlo era con ayuda de Xólotl. Si en vida no se había tratado bien a
algún perro, el muerto se quedaba en esta dimensión por la eternidad.
2.Tepectli Monamictlan: Lugar donde los cerros chocan entre sí.
3.Iztepetl: Cerro de navajas; este lugar se encontraba
erizado de pedernales.
4.Izteecayan: Lugar en el que sopla el viento de
navajas; este era un sitio con una sierra compuesta de ocho colinas y
nevaba copiosamente.
5.Paniecatacoyan: Lugar donde los cuerpos flotan como
banderas; este lugar estaba al pie de la última colina del Izteecayan y ahí
empezaba una zona desértica muy fría, compuesta de ocho páramos que había que
recorrer.
6.Timiminaloayan: El lugar donde flechan; aquí se
decía era un sendero en cuyos lados manos invisibles enviaban puntiagudas
saetas hasta acribillar a los pasantes.
7.Teocoyocualloa: Lugar donde las fieras se alimentan de
los corazones. En este pasaje, una fiera salvaje abría el pecho del difunto
para comerle el corazón, ya que sin este órgano, la persona caía en un charco
donde era ferozmente perseguida por un caimán.
8.Izmictlan Apochcalolca: El camino de niebla que
enceguece; en este lugar; se tenían que vadear nueve ríos antes de llegar
al sitio donde le esperaba su descanso mortal.
9.Chicunamictlan: Aquí las almas encontraban el descanso
anhelado. Era el más profundo de los lugares de los señores de la muerte.