Territorio
Porción del espacio terrestre considerada en sus relaciones con los grupos humanos que la ocupan y la ordenan con vistas a asegurar la satisfacción de sus necesidades. Noción autónoma, el territorio en geografía no es ni un sinónimo ni un substituto del término espacio. Ciertamente, si hay espacio en el territorio, éste no es considerado como un soporte neutro ni isótropo. Múltiples componentes (medioambiental, social, económico, institucional, etc.) dan especificidad et identidad a la configuración y al funcionamiento de este conjunto. Comprender un territorio es poner en evidencia las interacciones entre sus diferentes componentes y no considerarlos como capas sucesivas cuya totalidad constituiría un conjunto denominado territorio. La ocupación humana, proyectos múltiples y capacidades variables para llevar a cabo objetivos dan forma y ordenan los territorios según escalas variables. Las múltiples interacciones entre los diferentes actores que siguen estrategias distintas y eventualmente contradictorias hacen del ordenamiento territorial el resultado de estos procesos en un momento dado. Según C. Raffestin (1986), estos procesos de organización territorial deben analizarse en dos niveles distintos, pero funcionando en interacción: el de la acción de las sociedades sobre los soportes materiales de su existencia, y el de los sistemas de representación. Puesto que las ideas guían las intervenciones humanas sobre el espacio terrestre, los arreglos territoriales resultan de la "semiotización" de un espacio progresivamente "traducido" y transformado en territorio. El territorio sería en consecuencia un edificio conceptual que reposa sobre dos pilares complementarios, frecuentemente presentados como antagónicos en geografía: el material y el ideal.
La idea de apropiación contenida en buen número de definiciones del territorio remite no sólo a los dominios decisorios y organizacionales, sino también a la fuerza de las representaciones sociales. H. Lefebvre (1974) consideraba a la apropiación como la transformación de un espacio natural con el objeto de satisfacer las necesidades y las posibilidades de un grupo. Esta idea es utilizada frecuentemente en antropología para caracterizar la acción de las poblaciones con vistas a garantizar el acceso, el control y el uso de los recursos contenidos en una porción de espacio (Godelier, 1984). De esta definición se desprende una concepción del territorio asimilable al resultado de un proceso de producción que incluye no sólo estrategias de organización, sino también de dominación y de exclusión. La apropiación del territorio por parte de los actores sociales permite dar cuenta de la forma en que se estructuran las relaciones entre las sociedades, y en el marco de las prácticas sociales internas, de las relaciones entre individuos, que se traducirían en el territorio. Este territorio donde se ejerce la apropiación es por excelencia el soporte de las investigaciones conducidas por la intencionalidad de los actores. Es analizado como la proyección "de un sistema humano de intenciones sobre una porción de la superficie terrestre" (Raffestin, 1986), y como el resultado de la articulación entre proyectos, intenciones y realizaciones. En el dominio de las decisiones, los actores están orientados a ser en la medida de hacer valer sus preferencias y de pesar sobre las elecciones colectivas. Este tipo de aproximación permanece imprecisa sin embargo en lo que concierne a la forma de ponderar y jerarquizar el papel de los diferentes actores, operadores, agentes, en el proceso de territorialización, y a veces ambigua sobre el o los sistemas de valores que sirven de referentes a los mencionados procesos. La territorialización se lleva a cabo igualmente en la relación entre apropiación e identidad. Cada individuo, en su experiencia vivida, posee una relación íntima con sus lugares de vida; lugares de los cuales se apropia y que contribuyen a moldear su identidad individual o colectiva. Apropiación y arraigo se manifiestan a través de elementos materiales, pero también ideales y ciertas materialidades del territorio poseen un fuerte valor simbólico. Elementos emblemáticos refuerzan los efectos de apropiación, ya se trate de "lugares de memoria", de lugares o de estereotipos (ejemplo: el pastoreo taurino en La Camarga). No se trata de construir un sentido objetivo con esta aproximación, sino de llegar a una comprensión a través de las manifestaciones exteriores que se supone traducen intencionalidades escondidas. El estudio del territorio como marcador identitario consiste en revelar el proyecto que permite pensarlo. (Por ejemplo, para A. Bercque, en 1982, la problemática consiste en explicar, más allá de las evidencias, por qué la ecumene se restringe al Japón). Los comportamientos de los actores sociales pueden leerse como mensajes que, a condición de ser descritos, quieren decir algo sobre su territorialidad.
El territorio puede ser considerado igualmente como un sistema complejo. De este modo, se inserta en un sistema espacial, en el seno del cual funciona según un circuito de retroacción con la sociedad, que ordena, administra y organiza el territorio, mientras que el territorio retroactúa sobre la sociedad. Esta idea de complejidad permite relativizar la idea de apropiación, a menudo preferida en los procesos de territorialización. Por una parte, los trabajos de investigación actualizan las discordancias frecuentes entre los objetivos y los resultados; por otra parte, procesos similares no conducen a configuraciones territoriales idénticas. Esta incertidumbre en cuanto a los resultados de las interacciones entre actores autoriza a considerar al territorio como un conjunto autoorganizado, donde las lógicas de los diferentes actores mayores no producen una organización espacial que resulta de la síntesis de las elecciones de cada uno.
A diferencia del concepto de región y de su uso en la geografía francófona, el de territorio supone una indiferencia escalar. No obstante, esta imprecisión no implica correr el riesgo de transformarlo en expresión geográfica desechable. A partir del consenso en torno a la idea de espacio internalizado, habría tantos tamaños de territorios como posibilidades para los grupos de compartir una misma relación con los lugares, una misma territorialidad. El territorio "se orienta en diferentes escalas del espacio geográfico" (G. Di Méo, 1998). Una geografía de los territorios exige descender a un nivel de análisis a la vez más fino que el de los grandes temas de la geografía clásica (ciudad, región, "lugares" rurales, barrios, valles), pero también más impreciso (el territorio del lobo), es decir, ubicuo e ideal (el "territorio del vacío", de A. Corbin). La multiplicación y la trivialización de los usos actuales del término "territorio" contribuyen a atenuar la fuerza de este concepto.
Porción del espacio terrestre considerada en sus relaciones con los grupos humanos que la ocupan y la ordenan con vistas a asegurar la satisfacción de sus necesidades. Noción autónoma, el territorio en geografía no es ni un sinónimo ni un substituto del término espacio. Ciertamente, si hay espacio en el territorio, éste no es considerado como un soporte neutro ni isótropo. Múltiples componentes (medioambiental, social, económico, institucional, etc.) dan especificidad et identidad a la configuración y al funcionamiento de este conjunto. Comprender un territorio es poner en evidencia las interacciones entre sus diferentes componentes y no considerarlos como capas sucesivas cuya totalidad constituiría un conjunto denominado territorio. La ocupación humana, proyectos múltiples y capacidades variables para llevar a cabo objetivos dan forma y ordenan los territorios según escalas variables. Las múltiples interacciones entre los diferentes actores que siguen estrategias distintas y eventualmente contradictorias hacen del ordenamiento territorial el resultado de estos procesos en un momento dado. Según C. Raffestin (1986), estos procesos de organización territorial deben analizarse en dos niveles distintos, pero funcionando en interacción: el de la acción de las sociedades sobre los soportes materiales de su existencia, y el de los sistemas de representación. Puesto que las ideas guían las intervenciones humanas sobre el espacio terrestre, los arreglos territoriales resultan de la "semiotización" de un espacio progresivamente "traducido" y transformado en territorio. El territorio sería en consecuencia un edificio conceptual que reposa sobre dos pilares complementarios, frecuentemente presentados como antagónicos en geografía: el material y el ideal.
La idea de apropiación contenida en buen número de definiciones del territorio remite no sólo a los dominios decisorios y organizacionales, sino también a la fuerza de las representaciones sociales. H. Lefebvre (1974) consideraba a la apropiación como la transformación de un espacio natural con el objeto de satisfacer las necesidades y las posibilidades de un grupo. Esta idea es utilizada frecuentemente en antropología para caracterizar la acción de las poblaciones con vistas a garantizar el acceso, el control y el uso de los recursos contenidos en una porción de espacio (Godelier, 1984). De esta definición se desprende una concepción del territorio asimilable al resultado de un proceso de producción que incluye no sólo estrategias de organización, sino también de dominación y de exclusión. La apropiación del territorio por parte de los actores sociales permite dar cuenta de la forma en que se estructuran las relaciones entre las sociedades, y en el marco de las prácticas sociales internas, de las relaciones entre individuos, que se traducirían en el territorio. Este territorio donde se ejerce la apropiación es por excelencia el soporte de las investigaciones conducidas por la intencionalidad de los actores. Es analizado como la proyección "de un sistema humano de intenciones sobre una porción de la superficie terrestre" (Raffestin, 1986), y como el resultado de la articulación entre proyectos, intenciones y realizaciones. En el dominio de las decisiones, los actores están orientados a ser en la medida de hacer valer sus preferencias y de pesar sobre las elecciones colectivas. Este tipo de aproximación permanece imprecisa sin embargo en lo que concierne a la forma de ponderar y jerarquizar el papel de los diferentes actores, operadores, agentes, en el proceso de territorialización, y a veces ambigua sobre el o los sistemas de valores que sirven de referentes a los mencionados procesos. La territorialización se lleva a cabo igualmente en la relación entre apropiación e identidad. Cada individuo, en su experiencia vivida, posee una relación íntima con sus lugares de vida; lugares de los cuales se apropia y que contribuyen a moldear su identidad individual o colectiva. Apropiación y arraigo se manifiestan a través de elementos materiales, pero también ideales y ciertas materialidades del territorio poseen un fuerte valor simbólico. Elementos emblemáticos refuerzan los efectos de apropiación, ya se trate de "lugares de memoria", de lugares o de estereotipos (ejemplo: el pastoreo taurino en La Camarga). No se trata de construir un sentido objetivo con esta aproximación, sino de llegar a una comprensión a través de las manifestaciones exteriores que se supone traducen intencionalidades escondidas. El estudio del territorio como marcador identitario consiste en revelar el proyecto que permite pensarlo. (Por ejemplo, para A. Bercque, en 1982, la problemática consiste en explicar, más allá de las evidencias, por qué la ecumene se restringe al Japón). Los comportamientos de los actores sociales pueden leerse como mensajes que, a condición de ser descritos, quieren decir algo sobre su territorialidad.
El territorio puede ser considerado igualmente como un sistema complejo. De este modo, se inserta en un sistema espacial, en el seno del cual funciona según un circuito de retroacción con la sociedad, que ordena, administra y organiza el territorio, mientras que el territorio retroactúa sobre la sociedad. Esta idea de complejidad permite relativizar la idea de apropiación, a menudo preferida en los procesos de territorialización. Por una parte, los trabajos de investigación actualizan las discordancias frecuentes entre los objetivos y los resultados; por otra parte, procesos similares no conducen a configuraciones territoriales idénticas. Esta incertidumbre en cuanto a los resultados de las interacciones entre actores autoriza a considerar al territorio como un conjunto autoorganizado, donde las lógicas de los diferentes actores mayores no producen una organización espacial que resulta de la síntesis de las elecciones de cada uno.
A diferencia del concepto de región y de su uso en la geografía francófona, el de territorio supone una indiferencia escalar. No obstante, esta imprecisión no implica correr el riesgo de transformarlo en expresión geográfica desechable. A partir del consenso en torno a la idea de espacio internalizado, habría tantos tamaños de territorios como posibilidades para los grupos de compartir una misma relación con los lugares, una misma territorialidad. El territorio "se orienta en diferentes escalas del espacio geográfico" (G. Di Méo, 1998). Una geografía de los territorios exige descender a un nivel de análisis a la vez más fino que el de los grandes temas de la geografía clásica (ciudad, región, "lugares" rurales, barrios, valles), pero también más impreciso (el territorio del lobo), es decir, ubicuo e ideal (el "territorio del vacío", de A. Corbin). La multiplicación y la trivialización de los usos actuales del término "territorio" contribuyen a atenuar la fuerza de este concepto.
Paisaje
El paisaje se define como un espacio con características morfológicas y funcionales similares en función de una escala y una localización. La escala vendría definida por el tamaño del paisaje o, lo que es lo mismo, el tamaño de la "visión" del observador. Por ejemplo, un paisaje regional como un gran desierto puede esconder paisajes diferenciales a escala local.
La localización es la posición del volumen del paisaje respecto a un sistema de referencia, que en este caso es el globo terráqueo en su totalidad. La forma del globo está modelizada por la cartografía y actualmente existen varios sistemas de referencia y localización. Los sistemas más usados son las coordenadas geográficas clásicas (grados de latitud y longitud).
En la tradición de ciencias del paisaje se han establecido tres
elementos o subsistemas principales que componen los paisajes: abiótico,
biótico y antrópico. Las posibilidades combinatorias, prácticamente
infinitas, que se pueden dar entre ellas determina las caraterísticas de
un paisaje en particular.
Espacio geográfico
En el espacio geográfico los seres humanos hacemos nuestra vida y utilizamos todos aquellos recursos que nos provee el planeta para subsistir. En pocas palabras, cualquier lugar que habite, transforme o modifique el ser humano y obtenga algún beneficio económico, será parte del estudio de la Geografía. Entonces, el espacio geográfico es el producto de las transformaciones que hacemos los humanos a lo largo del tiempo. El motivo, satisfacer las necesidades de alimentación, vestido, vivienda, trabajo y hasta diversión.
¿A qué le llamamos espacio geográfico? Al “espacio humanizado, continuamente transformado y que se forma de la relación de dos elementos importantes: lo natural y lo social”. De estos dos, surge su tercer elemento: el económico. Así se compone cada uno:
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Elementos naturales:
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Elementos sociales:
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Elementos económicos:
Después de conocer los elementos que forman parte del espacio geográfico, es necesario precisar que cada lugar es distinto: en algunos sitios habrá un predominio de más recursos naturales, en otros sitios se dará una exagerada transformación y en otros más se intentará hacer un equilibrio para no destruir lo natural. Desgraciadamente, el planeta se tranforma y sobreexplota muy rápidamente, lo que tendrá consecuencias para todos los seres vivos.
Para cerrar este tema, es necesario tomar en cuenta algunas consideraciones:
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Algunos pueden pensar que cada lugar tiene su espacio geográfico, pero no. Los lugares, regiones, territorios, etc., son otra forma de llamar al espacio geográfico. Es como si una persona tuviera muchos nombres, pero es la misma persona, sólo cambian sus denominaciones.
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Toda actividad humana se desarrolla en un espacio, en un lugar, el cual puede ser ubicado o localizado en un mapa, fotografía aérea o satelital, carta, modelo, etc.
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Todos los espacios son distintos, poseen elementos geográficos diversos, tales como: relieve, clima, hidrografía, cubierta vegetal, fauna , recursos naturales; desarrollo económico, urbano y tecnológico, ordenamiento territorial, etc.
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Cada espacio se desarrolla y evoluciona de manera distinta. ¿De qué depende el grado de desarrollo de un lugar? De muchos factores, algunos de los cuales son: los recursos naturales disponibles; la administración gubernamental; la concentración de la población; la inversión económica, tanto pública como privada; el grado de atracción social-económica (este tema se explicará en otro apartado), y algunas razones más.
En cualquier país existen sitios más desarrollados que otros. Si tú eres un chico o chica de la ciudad y viajas a la provincia (comunidades rurales), notarás muchas diferencias con respecto a tu espacio. Esto se expresa en: las vías de comunicación, los medios de transporte, las viviendas, los negocios, las actividades laborales, etc. Con todo esto, no quiero que pienses que hay mejores lugares que otros, eso depende de cada uno, simplemente debemos reconocer las diferencias que se expresan en el espacio.
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La transformación espacial implica remover la cubierta natural: desde suelo, ríos, montañas, bosques, etc. Desafortunadamente, cuando esto sucede, poco se resarse a la naturaleza, por lo arrancado para satisfacer a la humanidad. Ahí es donde tú, como estudiante de secundaria, tienes un papel muy importante: adquiriendo conciencia y asumiendo una gran responsabilidad frente a los recursos naturales escasos, es como podremos conservalos para las siguientes generaciones; tú eres parte importante del cambio de ideas.
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No cabe duda que nuestro planeta seguirá en constante cambio, algunas veces será de manera natural, pero en otras tantas será ocasionado por la humanidad (todos tenemos algo de responsabilidad).
Región
Una región es un término geográfico usado con una gran gama de significados, que en términos generales designa un área o extensión determinada de tierra más grande que las subregiones o subdivisiones que la constituyen, ya se trate de un continente como Europa, Asia, América, África, así como una parte de dicho continente (Europa Central o América del Sur), un país o conjunto de países, una cuenca, como la cuenca del Orinoco o del Danubio, una cordillera o región montañosa, etc., y mayor que un sitio específico. Así, una región puede ser vista como el conjunto continuo de unidades más pequeñas (por ejemplo, "los países de América Latina") o como la sección de un todo más grande (como "las regiones polares de la Tierra"). Así, el concepto de región está indisolublemente ligado al de escala, por lo que podemos considerar la existencia de regiones de muy diverso tamaño, desde regiones supranacionales (por ejemplo, Comunidad Europea, Región Andina, etc.) hasta pequeñas comarcas o un reducido valle de montaña.
Las regiones son definidas de manera abstracta delimitando áreas de una o más características comunes, ya sean de orden físico, humano o funcional. Como una forma de describir áreas espaciales, el concepto de regiones es importante y ampliamente usado entre las muchas ramas de la geografía, cada una de las cuales puede describir áreas en términos regionales. Por ejemplo, el término ecorregión es un término usado en biogeografía, región cultural en la geografía cultural, región natural en Geografía física, entre otros ejemplos. El estudio de las regiones en sí mismas es objeto de la geografía regional.
En la organización territorial de muchos países, el término región designa una división política del territorio de un Estado a partir del espacio regional definido según los criterios establecidos oficialmente, que generalmente pueden ser caracteres étnicos, demográficos, históricos, culturales, económicos o circunstancias especiales de clima, relieve o topografía, administración, gobierno, etc.
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